La conexión del polígono industrial y de los desarrollos urbanísticos de Vallecas con la M-40 quedó garantizada con la construcción del eje viario formado por las calles González Dávila y Cocherón de la Villa. A través de él se cruza bajo una plataforma de ocho vías ferroviarias, de las cuales únicamente las dos pertenecientes a la red de Cercanías de Madrid se encontraban en servicio con anterioridad a la construcción de la obra.

El paso inferior reparte sus 62 metros de longitud en cuatro tramos claramente diferenciados. Tres losas aligeradas de hormigón postesado, empotradas en muros pantalla, se disponen bajo las nuevas vías a diferentes cotas para ajustarse a la rasante ferroviaria. Por el contrario, bajo las vías de Cercanías se construyó un cajón prefabricado hincado que permitió mantener el tráfico ferroviario. Una vez ejecutadas las losas in situ y tras excavar bajo ellas, se creó el recinto necesario para ejecutar el cajón así como el resto de elementos empleados en el proceso de empuje.

El resto de elementos del paso incluyen el acceso, resuelto asimismo mediante muros pantalla, y una losa armada situada junto a la embocadura sur que permite dar salida a las edificaciones próximas.