Las frecuentes inundaciones provocadas por un puente de vigas prefabricadas de gran canto sobre el río Tenaia en Amorebieta determinaron su sustitución por otro puente de canto estricto bajo rasante que aumentara la sección hidráulica en ese tramo del río. La solución escogida de un doble arco superior con tirante inferior se adaptó a las desfavorables condiciones geotécnicas, transmitiendo únicamente reacciones verticales al terreno. Aunque las estructuras convencionales de esta tipología requieren elementos de compresión cuyas dimensiones pueden ser importantes, la disposición de diagonales rígidas de conexión entre cada arco y su tirante permitió una reducción considerable de la excentricidad del esfuerzo axil de compresión, lo que se tradujo en una mayor esbeltez de los arcos.

El tablero se resolvió con un conjunto de vigas mixtas transversales que se prolongan en ambos lados del puente para formar unas ménsulas que sirven de soporte a las aceras. De este modo, los arcos separan físicamente el tráfico peatonal del rodado, logrando una mejora funcional respecto al puente sustituido.