El llenado del embalse de Irueña inunda las carreteras que discurren a través del valle del río Águeda, lo que hace necesaria la construcción de la variante de la carretera C-526 y de la carretera que une Fuenteguinaldo con Robleda. En el trazado de cada una de ellas se ubican importantes viaductos.

La tipología adoptada para las dos estructuras es la de losa aligerada pretensada, donde la sección transversal es trapezoidal con voladizos y canto variable, con relaciones canto/luz de 1/37 en centros de vano y de 1/21 en pilas. La ejecución de los viaductos se realiza mediante autocimbra inferior, sistema  que proporciona un elevado rendimiento y permite hormigonar a grandes alturas. Todo ello sin renunciar a un resultado final en el que prima la ligereza que se alcanza a través de una gran esbeltez de las pilas, que presentan una esbeltez geométrica de 125 durante la fase de construcción, lo que, en principio, parece incompatible con los esfuerzos resultantes del movimiento de la autocimbra. Para poder realizar estas maniobras es necesario, además de un cálculo no lineal, definir unos medios auxiliares que, recurriendo al estudio del comportamiento del conjunto pilas, elementos auxiliares y losa hormigonada, aseguren la estabilidad de las pilas durante el proceso constructivo.