El ramal de conexión de las líneas Madrid-Sevilla y Madrid-Levante, incluye un importante viaducto de 1079 m de longitud sobre la línea Madrid-Sevilla. Su definición está condicionada por la orografía plana de la zona y por el gálibo sobre la vía existente, así como por el deseo de evitar la ejecución de grandes muros y terraplenes para minimizar el impacto visual.

El fuerte esviaje de 19^g entre las dos vías determina una luz en el tramo central de 95 m, que se resuelve mediante un tablero con atirantamiento extradosado, formado por dos pilonos de 36 m de altura, con doble fuste de acero de alta resistencia y cuatro parejas de tirantes rígidos de acero convencional. Dos de estas parejas sustentan el vano principal mientras que las otras dos, ancladas a los tramos de acceso, cumplen las funciones de retenida. Este sistema permite limitar el canto del tablero a 2,70 m.

Para facilitar la construcción del tramo central sin afectar al tráfico de la línea inferior, el tablero se define mediante una sección mixta, formada por un cajón de acero de 4,40 m de anchura y una losa superior de hormigón de 8,50 m de ancho. En los tramos de acceso se opta por una solución con cajón de hormigón pretensado, con luces moderadas de 40 m. Se conservan las mismas dimensiones exteriores que en el tablero mixto central facilitando la unión monolítica entre ambos sistemas, resultando un viaducto libre de juntas.