Las obras de urbanización del museo Guggenheim incluyeron la construcción de una pasarela en curva de 101 m de longitud total y siete vanos de 24 m de luz máxima, a la que se accede por medio de unas rampas de 20 m de longitud y una pendiente del 4,6%. El tablero, de hormigón armado con sección transversal trapezoidal aligerada, se apoya sobre pilas-pilote que se empotran en el fondo rocoso de la ría de Bilbao, quedando sumergidas en la mayor parte de su altura. Lateralmente, la pasarela cuenta únicamente con unas piezas prefabricadas de hormigón de 0,7 m de altura que sirven como barrera y lugar de asiento al mismo tiempo.

La pasarela se encuentra sobre el llamado Watergarden, una lámina de agua de unos 0,5 m de altura dispuesta alrededor del museo como continuación de la ría. En su borde exterior se dispusieron unas placas prefabricadas, creando así un muro de encauzamiento para la ría. La pasarela nace del paseo dispuesto a lo largo de la ría, maclándose con esa plataforma las rampas de acceso. Para proteger los apoyos de la acción del agua, el tablero se apoya a media madera sobre los estribos.